Para los docentes es
un desafío educar, justamente porque no se trata solo de manejar
herramientas informáticas, sino de promover competencias/habilidades en los
alumnos para actuar y producir en la sociedad que las mismas tecnologías de la
información y la comunicación han contribuido a crear.
En este punto es importante
señalar que no todos los jóvenes son "nativos digitales", ni que
todos los adultos –docentes– son “inmigrantes digitales”. El nudo de la
cuestión está en el desarrollo de las habilidades necesarias para el manejo de TIC,
en los polialfabetismos tan necesarios para manejarse en diferentes medios y
formatos y en el reconocimiento de la existencia de una brecha cognitiva.
La diferencia entre competencias
analógicas y digitales debe ser pensada a la luz de diversas variables, como la
acumulación asimétrica de capital económico, cultural y simbólico, entre muchas
otras.
La alfabetización en y a través
de las TIC implica mucho más que incorporar computadoras en las aulas. Es, ante
todo, la posibilidad de promover una actitud creativa y crítica sobre aquello
que circula a través de los medios audiovisuales y digitales, y que construye
el sentido de los discursos y la información.
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